Parece mentira que lo que, realmente, lleva a una mujer a no poder defenderse no se trate exclusivamente de una condición física. Al contrario, si nos permitimos conocer nuestro cuerpo y cómo funciona el de la otra persona tiene un potencial increíble. Y, sí, no está de más saber técnicas, pero no lo es todo a la hora de defendernos. Como artista marcial después de 18 años estudiando diferentes disciplinas, no pretendo desestimar la seguridad que se siente cuando te has puesto a prueba en un tatami, pero está claro que la realidad es traicionera y a las mujeres no nos falla nuestra fuerza, nos falla no creer en ella porque no hemos sido educadas para ello.
La indefensión aprendida ha sido el método de socialización por excelencia de una sociedad machista heteropatriarcal. En otras palabras, a la mujer se le ha enseñado desde pequeña que no puede defenderse, que no puede ser fuerte, que pelear no está diseñado para su género, que no se vale por sí misma… así hasta llenar una infinita lista de imposibles.
¿Cómo una persona que ha sido criada en la invalidación constante va a poder defenderse?
Por esa otra parte, soy psicóloga porque lo que sucede en la mente de alguien puede determinar cómo se relaciona con el mundo y cómo el mundo se relaciona con esa persona.
De nada sirve ser un cinturón negro si no eres capaz de conectar con la rabia, de entender dónde están tus límites, de comunicar todo aquello que te hace daño y validarlo, si no sabes gestionar el miedo, si no tienes autoestima, si olvidas que quién te agrede es una ser humano y se mueve por unos instintos, expectativas concretas… En resumen, la psicología juega un papel fundamental, es como la llave que abre todas las puertas que no veíamos que estaban cerradas y, en las que podemos hallar una salida.
Espai Defensa Personal tiene el objetivo de empoderar a través de la Defensa Personal hecha para mujeres, pero desde una mirada holística que rompa con el sesgo que lleva arrastrando la autodefensa, que deshaga la idea de que toda agresión se limita a lo físico, para darnos cuenta de que la violencia tiene mil caras y hay que reconocer cada una de ellas. Por ello, nuestra metodología se basa en una combinación de artes marciales y psicología, fundiendo años de experiencia y conocimiento, permitiendo que muchas mujeres aprendan, pero sobretodo desaprendan todo aquello que una vez les hizo sentir miedo por no verse capaces de reaccionar.